Traducía el material adicional de un DVD de cierta película la semana pasada. El guionista (muerto hoy en día) contaba que el género con el que él disfrutaba trabajar era una cantera infinita que le daría dinero mientras viviera (evidentemente, eso se acabo para él jaja). El cine de catástrofes -explicaba- llamará la atención siempre en la medida en que la humanidad es irremediablemente morbosa, al mismo tiempo que cobarde y soñadora.
Nunca habrá un accidente al que no llegue una multitud de gente que quiera presenciar sus consecuencias. Por otra parte, todo el mundo quisiera ser un héroe pero es demasiado cobarde como para concretar lo que solo en sus fantasías tiene un grado remotamente ontológico*. Entonces las películas de catástrofes nos permiten satisfacer esa sed de presenciar las desgracias ajenas, ser el héroe y, en la mayoría de los casos, disfrutar del delicado encanto de la supervivencia. Las películas de catástrofes nos permiten por un par de horas desprendernos de la aburrida, cotidiana e insoportable (no voy a decir levedad del ser) existencia.
"A fin de cuentas todos somos Walter Mitties".
- Main Entry: Wal·ter Mit·ty
- Function: noun
- Etymology: Walter Mitty, daydreaming hero of a story by James Thurber
- Date: 1949
: a commonplace unadventurous person who seeks escape from reality through daydream
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Pero a veces se antoja soñar con una existencia libre de catástrofes, sobre todo las personales. Se antoja no tener que sobrevivir, no tener que padecer, no tener que soportar, no tener que salir victorioso, no tener que salir de la insoportable (no diré levedad del ser) existencia cotidiana y aburrida. A veces se antoja soñar con que la vida va a seguir tranquila y sin morbo, sin proezas, sin nada más que la seguridad de que el mundo seguirá ahí cuando despertemos.
*¿Puede haber grados ontológicos? Yo digo que sí, gracias.
Ahora escucho: The Antlers - Hospice. Y usted debería hacer lo mismo.