lunes, mayo 11

Agh, no puedo dormir

Vi demasiadas cosas feas hoy. Ya lo dije en Twitter, pero repito: Ver en un solo día una película de homínidos asesinos (La Tribu), un corto de una mamá fantasma asesina (Mamá) y dos capítulos de robots furiosos asesinos (Terminator: The Sarah Connor Chronicles); no puede provocarme otra cosa que insomnio. Estoy esperando que un capítulo de American Dad se termine de cargar porque necesito quitarme esta tensión. Es de esas veces que escucho que el piso truje y las tuberías silban y en el techo escucho pasos y todo me da miedo. Pero de esto algo bueno tenía que salir (bueno, no TENÍA que salir, pero pues salió) y me acordé de un cuentito que escribí hace AÑÍSIMOS y que se posteó en otro blog, pero nunca en Gracias, no. En esa época me gustó y sorprendentemente me sigue gustando ahora, así que aquí está. Un brindis por el único cuento que no me da pena enseñar aunque pasen los años. Salú.


Toda tos fuera de lo común es una persona que se ahoga con su propia saliva. Todo sonido en el departamento superior es el ruido inequívoco de un cuerpo que cae de un banco alto o que se desploma después de dar un mal paso en el baño resbaloso. Toda voz sofocada por la música en los audífonos es un grito de ayuda que no alcancé a escuchar; ahora es demasiado tarde, seguramente quien lo profirió está muerto. Toda llamada no tomada por no contestar el teléfono a tiempo es una oportunidad para sobrevivir perdida. Todo llanto infantil histérico es consecuencia de la tortura. Toda pesadilla es una premonición. Toda sombra vista con el rabillo del ojo es un fantasma. Todos los pasos oídos en las escaleras a horas inusuales son el escape de un asesino. Toda risa es consumación de un delito sangriento. Toda llamada a mi puerta es una afrenta. Toda sospecha me pone en peligro. Todo texto escrito es mi esquela suicida. Todo recuerdo está perdido.
Yo soy quien se ahoga, yo resbalé, yo pedí ayuda, yo llamé, yo lloré, yo soñé. Él huye con su risa, él tocó a mi puerta, de mí no queda sino un fantasma.

lunes, mayo 4

Strange Fruit

De Abel Meeropol

Southern trees bear strange fruit
Blood on the leaves
Blood at the root
Black bodies swinging in the southern breeze
Strange fruit hanging from the poplar trees
Pastoral scene of the gallant south
The bulging eyes and the twisted mouth
The scent of magnolia sweet and fresh
Then the sudden smell of burning flesh
Here is a fruit for the crows to pluck
For the rain to gather
For the wind to suck
For the sun to rot
For the tree to drop
Here is a strange and bitter crop