sábado, mayo 29

lunes, mayo 17

Lollapalooza vs Lavadora


NECESITO ropa limpia. Ayer tuve que comprarme unas tobilleras de 30 pesos en el Superama.

Y ya empecé a aplicar el último recurso: el de los trajes de baño.

Lollapalooza 1 - Lavadora 1

miércoles, mayo 5

No sé de cine II: The Human Centipede

Introducción innecesaria

Cuando era estudiante de filosofía tenía los sueños más inverosímiles de la historia, pero a veces me dejaban un muy buen sabor de boca; como aquella vez en la que soñé con una extraña versión del mito de Aristófanes y su andrógino. En mi sueño estaba en un súper y veía hasta el fondo, en la pared donde van los vinos y los licores, una suerte de proyección de lo más casera. En las imágenes proyectadas aparecía la cara de un niño con muchos mocos y mucha mugre, de esa que queda como huella después de que las lágrimas corren por los cachetes sucios. Después el cuadro se iba ampliando y pintando de rojo: el cuerpo del niño estaba totalmente ensangrentado. El cuadro seguía alejándose y se veía que el niño no tenía dos, sino cuatro piernas; no dos, sino cuatro brazos y no una sino dos cabezas. No era solo un niño, sino un niño y una niña cosidos por la panza; una escena totalmente desgarradora. El responsable de todo esto era un hombre por demás locochón que tenía en mente recrear al andrógino.

Todo eso proyectado en la pared de un súper. Después el sueño se ponía de hueva y salía una tipa hablando de María Zambrano y no sé qué y bueno, eso ya no nos importa. Bastante larga ha sido ya esta introducción innecesaria. Todo esto viene-a-colación porque siempre me pareció una idea increíble y fascinante que existiera alguien obsesionado con unir a seres humanos por medio de una intervención quirúrgica.

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También a este joven Tom Six le pareció una buena idea y co-escribió y dirigió The Human Centipede (First Sequence), una película de bajo (muy bajo) presupuesto que, según la opinión de algunos expertos, pasó a ser de culto de la noche a la mañana. Para mí, que no sé de cine, es una gran idea... un tanto desperdiciada.



El que vemos aquí arriba con su diapositiva es el Doctor Heiter. Cuando aún ejercía su profesión, era un prestigiado cirujano que se especializaba en la separación de siameses. Ahora vive en una casa enorme y fancy en algún punto de Alemania y dedica la mayor parte de su tiempo a fantasear sobre la formación de un ser tripartita, que también queda ejemplificado en la imagen. Gracias a todo el conocimiento que ya posee, es capaz de diseñar un procedimiento mediante el cual los tres seres humanos que planea unir compartirían el sistema digestivo (el de hasta adelante ingiere la comida, la procesa, el siguiente la recibe, la procesa y el tercero la recibe, la procesa y la desecha). Pero ¿cómo pretende lograr que esto funcione? Sencillo: hará una firme conexión entre sus bocas y sus anos. Así que comienza a secuestrar personas cuyas complexiones son adecuadas para su peculiar propósito.

El simple resumen de los primeros minutos de The Human Centipede resulta grotesco, desagradable y repulsivo; sin embargo, la película se queda corta ante los alcances perturbadores que pudo haber tenido. Es tímida en cuanto a la profundización de la factibilidad fisiológica de los experimentos de Heiter, el procedimiento se explica solo someramente (algo insatisfactorio en una época en la que todo se investiga googleando).

Es poco innovadora en el sentido de su planteamiento: dos amigas que están viajando por Europa se descubren perdidas en medio de una zona que desconocen, no tienen señal en el celular , están buenísimas y pecan de ingenuas. Aburrido. Los diálogos son completamente predecibles y los momentos en los que el guión goza de cierta inteligencia, los actores se encargan de destazarla y enterrarla.

Y es que el principal problema de The Human... es el casting. Es obvio que la película está situada en Alemania porque querían que el actor Dieter Laser interpretara a Heiter con su terrible acento cuando intenta hablar inglés; lo cual distrae y mortifica, uno no sabe si reír o llorar. Las actrices en pocos momentos logran entrar en su papel, pero la mayoría del tiempo uno se pregunta cosas como qué pensarán sus mamás al ver esta película.

Aún así, recomiendo ampliamente que la vean. A pesar de que tiene muchos elementos que hemos visto mejor realizados en otros lados (Hostel, Saw, mi sueño), también tiene algo que hará que la tengan en la cabeza por días. Véanla por el simple deseo (morbo) de ver algo que no debería pasar. Un orificio que es para desechar nunca puede ser un conducto. Pero ese algo que no debería pasar de hecho pasa frente a nuestros ojos; sin la crudeza que se esperaría, sin la carga de realidad que podría alcanzar, pero pasa. Y no es agradable.

Aquí dicen que el director reprimió varias cosas en esta primera secuencia y que para la segunda parte vendrá con todo. Seguramente la voy a ver y seguramente sentiré náuseas de nuevo. Tengo ganas de ver concretadas las cosas que imaginé pasarían en este repulsivo relato de una obsesión malsana.