miércoles, marzo 4

Ermitaña y sin semilla

Where is the cave
Where the wise woman went
And tell me where
Where's all that money that I spent

Qué elegancia la de Francia con mi epígrafe.

Es posible que la vida agote. Es posible que de repente uno se encuentre cara a cara, frente a frente con el hartazgo y el tedio más insoportables jamás experimentados. Me cagan muchos de los phrasal verbs, pero hay otros a los que les he agarrado cariño: wore out. Como un zapato que alguien ya se puso mucho, pero no tiene el suficiente valor sentimental como para recordarlo con cariño y ponérselo por pura nostalgia.

Lo que me cansa es la mentada línea entre el mundo y yo. Me sigue dejando afuera, me sigue haciendo sentir como turista en mi propia vida. Y total que Morrissey todavía resuena en mi mente con su "lack of real spice in your life"; pero cuál life si yo soy un zapato muy usado, sin vida y sin sazón y totalmente alfioless.

Entonces vuelvo a sentirme exhausta y desesperada. Totalmente agotada. Hoy en una de esas pláticas de oficina a la hora de la comida, alguien mencionó cómo alguien más le había dicho a su vez en su juventud, que ya que empiezas a trabajar se vuelve casi imposible hacer cosas como renunciar o regresar a la escuela. Y sí, la verdad es que todo se vuelve una larga cadena de cosas pospuestas... Un poco como cuando se está parado en una avenida demasiado concurrida y con un semáforo eterno. La prisa y la desesperación hacen que uno piense en cruzarsealaverga. Pero realmente uno no lo hace, uno piensa: Después del último, después del último y después del chevy y después del rojo y después del metrobús y después del camión y nada más que pase el topaz y del último coche ni sus luces. Mientras, ya puso un catre al lado de la avenida, ya adaptó una mesita como escritorio, ya improvisó una letrina en lo que pasa el último coche y se puede cruzar. De repente deja de ser importante llegar al otro lado de la avenida y además ya se le agarró cariño al catre, a la mesita y hasta a la letrina y la cruzada ni para cuándo.

Pero eso no es vida, eso no es vida y eso no es vida. Eso agota. Eso hace que uno se despierte pensando en que nunca va a dejar de estar agotado y que nunca va a dejar de sentir que está harto del catre, la mesita y la letrina y que quiere cruzarsealaverga, pero del último coche ni sus luces y mejor nos quedamos igual que siempre.

Y es que a veces tengo la sensación de que estoy esperando la oportunidad de cruzar después del último. A veces también pasa que nada más tengo la sensación de que estoy esperando que pase algo que no sé exactamente qué es. Como dicen en Titanic: "wait to die, wait to live, wait for an absolution which would never come". Lo cierto es que también a veces esta espera interminable me harta, me agota y me encabrona. Hoy me siento muy puteada. Ya sáquense las semillas del ermitaño.