Anoche llegué a las diez a mi casa, decidida a dormir la mayor cantidad posible de horas. A las diez y media ya estaba acostada, viendo un capítulo del DVD de American Dad que me compré en el gabacho. A las once ya estaba dormida. Según el plan, dormiría unas 7 horas (mucho más de lo que suelo dormir entre semana) y llegaría temprano al trabajo, con energía y ganas de darle duro a un capítulo insufrible de Graham Norton que tiene que quedar para mañana. American Dad me late porque tiene gags deliciosamente grotescos, que difícilmente llegan a ser desagradables.
Desperté a las 2 de la mañana. Maldije al calor que se dejaba sentir en cada centímetro de mi cama y me levanté al baño y por agua. Revisé Twitter y Gmail y finalmente hablé con Tata por msn unos minutos. Volví a acostarme. Vueltas y vueltas y nada. Finalmente tuve que ver dos capítulos más de American Dad y como seguía sin poder dormir, vi una película.
por las Letritas entre Comillas
Pues dije: Es de madrugada, estoy sola en mi cuarto y no tengo sueño. Una película que me asuste va a ser lo ideal. Me compré cuatro películas del estilo en El Paso y una de ellas es The Last Winter (2006). No hay nada más enojoso que una película que te quiere jalar las orejas, una película que te regaña, una película con mensaje. Creo que sobre todo me molesta que la vendan como "The Scariest Movie of the Year" y al final no sea otra cosa que un vistazo pinche al apocalipsis que se dejará venir si seguimos destruyendo a la madre tierra. Atención: no estoy diciendo que me valga madres el calentamiento global y la explotación extrema de los recursos naturales (que la verdad sí, un poco, por lo menos cuando lo que quiero es ver una película de terror). No solo tiene un mortífero y aburrido arranque, donde despliegan un montón de psicologías de personajes que no durarán ni diez minutos a cuadro, sino que además tarda SIGLOS en salir de la intoducción. Por lo menos la mitad de la película uno está esperando y esperando y esperando que pase algo, para que al final todo sea un gran: A-DUH. Lo único rescatable es este cadáver que tienen aquí abajito, el maquillaje no tiene madre. Y ya, pa'l caso me compro el póster y lo cuelgo y me ahorro sus cochinadas.
"BULLSHIT"
Cuando dieron las cinco de la mañana algo me dijo que tenía que intentar dormir aunque fuera un poco. Concilié el sueño por fin, pero no sin pesadillas. La película pudo haberle parecido ñoñísima a la conciencia, pero a mi subconsciente lo dejó trastornadísimo. Mi familia y yo éramos una banda de secuestradores que tenía amordazadas a varias víctimas sobre una serie de camas. Me sentía culpable, pero no hacía nada por evitarlo. Entraba a un cuarto de televisión donde había varias personas conocidas cuyos nombres no importan, todos veían las noticias. Yo me sentaba para verlas también, pero tat llegaba y me sacaba tomándome de la mano. La gente secuestrada estaba aterrorizada. Después estábamos en algún tipo de campo de concentración y yo ya estaba encadenada junto con los demás, la situación se había salido de control. Éramos miles los que estábamos atrapados. Teníamos hambre y por alguna razón yo sentía mucho dolor. Aquí viene lo que más me preocupó: cuando por fin abrían la puerta para dejarnos salir, todos se apresuraban a hacerlo, pero yo le decía a alguien (era un hombre, creo que mi hermano) que nos regresáramos a recoger las cosas que los demás habían dejado por salir deprisa. Tenía en mente muchos ipods (?!). Ya íbamos a regresar por los objetos olvidados cuando un mar de gente nos lo impedía. Sentí terror, porque eran los últimos que quedaban y todos eran reos y delincuentes, el escalafón más ruin del campo de concentración. Venían corriendo hacia la salida, hacia mí; y yo, por quedarme a robar cosas había puesto mi vida en peligro.
En eso me despertó mi mamá. Me regañó por mi holgazanería al dormirme tan temprano y despertar tan tarde. Me levanté a bañar y vi mis ojos: rojos y dilatados. Pensé en todo el tiempo que perdí durmiendo cuando era puberta y todos los libros que no leí, los capítulos de series que no vi y las películas ecologistas que me perdí.
Moraleja de mi abuela y que chilangelina me recordó recientemente: "Ya dormiremos cuando estemos muertos".