sábado, abril 4

Sofía: desastre radiofónico, trágame tierra o Someone's always spraying the air with their mood (Primera Parte)


Supongo que fue en algún momento durante el último año de secundaria y la prepa. Tal vez ya estaba en prepa 9. Mis hermanos escuchaban a Guns 'N Roses y The Beatles. A veces a Bon Jovi. La década pasada estaba por terminar y yo me sentía como cualquier (R.A. dixit) "puberta furiosa": desolada, ignorante, frágil. Mis dos hermanos leían todo el tiempo y yo agarraba de refilón los libros que iban quedando en la casa ya usados, ya violados, ya leídos. Me impresionaba todo. Sabines era el mejor poeta y García Márquez el mejor prosista. Los lugares comunes para mí todavía no eran lugares comunes y yo ni siquiera sabía qué era un lugar común. Un libro era bueno por sí mismo, no me interesaba realmente en qué estima lo tenía alguien más. Yo leía, absorbía, amaba u odiaba. Releía y atesoraba o refundía y olvidaba.

Pero lo cierto era que la música de mis hermanos me tenía podrida. Aunque solo de ellos obtenía información musical y aunque The Beatles me encantaban, estaba hasta la madre de muchas cosas noventeras. A los jóvenes lectores les cuento que en aquella época no había last fm, ni hype machine, ni blogs. O a lo mejor había algo similar, pero a mi alcance solo tenía una grabadora con am y fm y así fue como encontré todo un nuevo mundo de porquerías. Si el título de este post fuera más cierto sería Dios: Someone's always spraying the air with their mood**. El ejemplo más claro de ello es la radio. Para alguien que busca desesperadamente una guía, tener un radio a la mano puede ser un arma de dos filos. O de más.

Así pasé varios años escuchando Digital (gulp, me encantaba Friends Connection) y Universal Stereo, hasta que un día me topé con el 96.9. En esa época se llamaba W FM (desconozco el estatus actual de la estación) y había dos locutores que escuchaba siempre, uno por la tarde y otro por la noche. Pepe Campa (que ahora es locutor adulto buena onda de Universal Stereo) y Ricardo Zamora (que ahora es locutor de Ibero, entre otras cosas ñoñas que hace, como tener twitter). Así que ahí estaban ellos, con sus conocimientos en música y ahí estaba yo, con unas ganas tremendas de ser impresionada. Pero todo estos párrafos son solo para hablar del momento en el que todos ustedes, jóvenes, deben poner un alto a su afición por una estación de radio y sus locutores.

En ese entonces yo no entendía muy bien el concepto de escuchar-buena-música (no que realmente lo entienda ahora, pero por lo menos sé qué es lo que la mayoría toma por buena-música). A mí me gustaba algo y ya, sin importar si era Pink Floyd o los New Kids on the Block. Entonces yo marqué a W FM, una estación que me gustaba, para pedir Tonight, una canción de los New Kids on the Block que me gustaba. Obviamente me pusieron al aire y yo felicísima de estar ahí hablando con Pepe Campa. Decir que se burló de mí es poco, pero hay veces que uno prefiere la burla que le total indiferencia, entonces yo seguía sin colgar y felicísima.

No mucho tiempo después estaba escuchando el programa de Ricardo Zamora. Yo tenía 16, 16, 16 años. Él decía algo sobre Jaime Sabines y bueno, yo en ese momento traía de moda un libro de poemas suyos (no me dejarán mentir, a todos nos da nuestra época Benedetti-Sabines-etcétera. Casi a todos les da también por leer a Cortázar, pero a mí afortunadamente me provocó una hueva enorme desde la primera vez que abrí un libro suyo*). Entonces le llamé a la cabina y totalmente al aire me puse a leer un poema de Jaime Sabines. Me equivoqué tanto y estaba tan, tan, tan nerviosa que a la mitad del poema dije: "ya acabó". Y Zamora dijo: "¿...? ¿Pp-p-pero segura que ahí acaba?" Yo, totalmente estresada, incómoda y malvibrada le dije: "Sí, eso es todo". Hubo un silencio. Luego me dijo que qué bueno que gente tan joven como yo tuviera intereses tan profundos. O algo así.

En la segunda parte entérese de cuando marqué a Radioactivo porque Olallo Rubio me parecía una persona interesantísima. Todavía quedan más osos al aire, ¡vuelva!

*Aunque me inspiró para escribir esto, que me gustó mucho.
**Palahniuk

9 comentarios:

Paxton Hernandez dijo...

GULP.

Sofía dijo...

jajaja

andrew!ta dijo...

al menos Zamora fue mas amable, o tal vez tampoco sabia muy bien que decir al respecto , en fin, espero tu oso en Radioactivo

chavatore dijo...

Jeje, chido. Cumpliste promesa twittera de hacer post al respecto.

«danito» dijo...

Gracias al (a la) radio y a muchos locutores de esos años muchos sabemos (o pretendemos saber) algo de (como tu dices) -eso que la mayoría considera- buena música.

Si entendí bien Rayuela te dió mucho hueva (a mi tambien, la neta); mejor trata con un cuentito, los cuentitos de cortazar son muy buenos. Mh... a ver...
Todos los fuegos, el fuego
Autopista al sur
Noche boca arriba
Circe
Carta a una señorita en Paris
La isla al mediodía
Las puertas del cielo
El otro cielo....

no recomendaría El Perseguidor para empezar

Anónimo dijo...

Tenía bastante tiempo sin escuchar esa rolita,recien te leo y lo primero q hago es bajarla en el ARES jeje. De algún modo hiciste que recordara cierta época de mi vida. Gracias por echar a andar mi maquina del tiempo. Un saludo

MANOLO

Anónimo dijo...

bravo.

)

es mi nombre Berenice dijo...

Jojojojo, no mames, no puedes poner en el mismo lugar de modas unameñas a Cortázar que a Sabines o Benedetti. Comprendo el asunto Márquez (estudié periodismo, lo padecí hasta el empacho), pero no te metas así con Cortázar, es un feo prejuicio y nomás porque era argentino y escribía en español.

Yo también escuchaba W FM y Radioactivo y Orbita, y me grababa casets con la fesa voces de los locutores interrumpiendo. Creía que el ska era la música que debía escuchar. Pero luego llegó la internet a mi vida y todo cambió.

rfr dijo...

yo hablaba fuera del aire a estaciones, para pedir canciones, pero nunca conocían las que yo pedía y como buen consumidor exigía, demandaba que se escuchara mi música... en ese entonces no había ni blogger ni twitter ni internet siquiera, yo comencé a chatear creo que se llamaba gopher, pero por allá por el 92...