Verdad / Mentira

Venía en el metro con Chela Medina (aka mamá) cuando dos weyes se empiezan a partir la madre en el vagón. Uno le pegaba al otro con el puño totalmente cerrado: dos, tres, cuatro derechazos en el pómulo, uno en la nariz. Mi mamá intentó jalar la palanca de emergencia, pero las puertas se abrieron en Guerrero y el madreador abandona corriendo el vagón y se pierde entre la gente. El madreado permanece sentado tocándose la cara con cuidado. No logro ver si sangra, pero miro de reojo su mano izquierda y noto manchas rojas. Odio ser morbosa como todos los demás en el vagón y me limito a ver por el reflejo de la puerta, el cual sólo me ofrece una imagen obscura que no me revela la magnitud de la golpiza. Intento pensar en otra cosa. No logro controlar mi voluntad y finalmente volteo para quedarme mirando al sujeto (ojalá existiera una palabra en español que denotara lo que denota "stare", haría más sencilla la redacción de este párrafo). Me pregunto si el sujeto tiene ganas de llorar pero lo evita porque todos lo observan. Recuerdo rápidamente un suceso de hace dos o tres o cuatro años, cuando mi hermano fue hospitalizado porque alguien lo golpeó hasta romperle cuatro huesos de la cara. Pienso en mi problema de verbos. Un problema de verbos es cuando en un mismo texto se conjugó primero en presente luego en pasado, luego en presente y luego en copretérito y así. Puede parecer un error, pero también la creación de un estilo propio. Pero más bien es un error y flojera de corregir.

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Mi papá es carpintero. De chica me llevaba al lugar en el que estuviera trabajando. Podía ser una dulcería o el patio de una casa en Aragón. En la dulcería de la Villa me robaba chocolates y canicas. No era una dulcería. Era una tienda en la que vendían cosas para fiesta: piñatas, espantasuegras y velas con forma de winnipú. También le hizo unos muebles a un señor que tenía como hijos un par de gemelos, me daba miedo hablarles. En uno de los cuartos de la casa del señor que tenía como hijos un par de gemelos había muchas latas de refresco. Las paredes estaban tapizadas de latas de refresco, todas diferentes. El señor se murió de cáncer. Recuerdo su nombre, pero no lo pongo porque con Google ahora todo mundo llega a lo que busca y que tal que.

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En la primaria tuve un compañero llamado Hegel Berlanga Alcántara. Hegel, si llegas aquí porque un día te pones a googlear tu nombre: no mames, por qué te pusieron Hegel.