De nada

Click en la botella y no pregunten por qué.

Odiamos cuando nuestros amigos tienen éxito

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Este fin de semana fui a un mix up y compré un disco en vivo de los Dears, también uno de Lucybell que estaba en 99 pesos y Almost Famous en una edición mexicana bien chafita pero que trae dos discos y me costó poco más de 110 pesos. Había 20% de descuento en una tienda de ropa y compré un par de pantalones que me quedaron que ni mandados a hacer. Salvador se encargó de enjaretarme varias blusas que terminó pagando él. También en mix up se volvió loco y compró un disco raro del wei de los Pixies que nunca sé cómo se llama (¿francis? ¿frank? ¿charles?) y un EP de los Decemberists. Yo me quedé con ganas de uno de los Superfurry que estaba en 100 pesos pero ya no traía dinero. Ya quiero el nuevo de Travis y uno de los Dears que es el único que me falta pero no sé dónde conseguir, tampoco me he aplicado mucho en hacerlo: Nor The Dahlias. Necesito más dinero. Más.

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Dentro de menos de una semana veré en vivo a una de mis bandas favoritas de los últimos tiempos. Parecía algo imposible.

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Este blog apesta.

La opinión contradictoria de la precedente proposición es errónea y perniciosísima; y quien con pertinacia la defendiere, incurrirá formal herejía. Es asimismo impiísima, iniquísima, y causativa de innumerables robos, violencias y tiranías, estragos y latrocinios, daños irreparables y pecados gravísimos, infamia, hedor, y aborrecimiento de Cristo y de la religión cristiana, y eficacísimo impedimen y eficacísimo impedimento de nuestra católica fe; muerte, perdición y jactura de la mayor parte del linaje humano; damnación certísima de inifitas ánimas, y finalmente, de la piedad, mansedumbre y costumbre evangélica y cristiana, cruel y capital enemiga.

Hasta Fray Bartolomé de las Casas está de acuerdo
con la precedente proposición.