Hay un wei en la chamba que es muy fan de los Strokes. Todo tiene de los Strokes, que el pin, que la playera, el llavero, la mochila, el vaso tequilero; bueno, éste último no sé, pero seguro lo tiene. A mí los Strokes me provocan mucha nostalgia, me recuerdan mi época puberta. Estaba en la prepa y escuchaba Last Nite todos los días. Cada dos meses me enamoraba del hombre de mi vida en turno y me sentía indeciblemente especial por escuchar bandas poco conocidas como Doves. Llegaba a mi casa y escribía en mi diario (no un blog, sino ya saben... un diario diario) cómo me sentía al ver al wei que me gustaba y lo que hacía con mis amigas (que generalmente era algo así bien extremo como irnos de pinta a Plaza Lindavista).
Regreso a los Strokes. Me ponía los audífonos y escuchaba en el discman (¡discman! del ipod ni sus luces) el Is This It mientras caminaba por las canchas y pasillos de Prepa 9. Había un grupo de chicos que eran de-lo-más-alternativo que escuchaban a Korn, Limp Bizkit y Nirvana; organizaban sus concursos de bandas en el auditorio y siempre tocaban lo mismo: Paranoid y alguna de los Deftones. Y en esa época todavía no se oía de los Strokes por todos lados. Y yo los vi en el Salón 21. Pero esto no va de los Strokes, va de Sofía.
Tuve un novio metalero, tuve un novio ñoño, tuve un novio desos revolucionarios con perforaciones por todos lados y forzosa jornada bajo el brazo. Tuve un novio que me cantaba canciones de Alejandro Sanz. Tuve una amiga que estaba muy loca con la que hablaba horas por teléfono, tuve una amiga guapísima que arrancaba suspiros por todos lados y que era realmente muy tonta. Pero guapa. Dicen que se puso muy buena. Pero esto no va de mi amiga guapa y tonta de la prepa, va de Sofía. En fin, en la preparatoria la vida se reducía a pasarla bien. De veeez en cuando una materia se complicaba y chale, o algo levemente cercano a la depresión se dejaba sentir porque ese día no había visto al metalero o al revolucionario. Pero no pasaba a mayores.
Total que la preparatoria se terminó y yo ni me di cuenta de cuándo pasó. Tengo esa sensación como de nostalgia. Ya me iba a acostar y el shuffle escogió Under Control. La música de nuevo.
En el futuro el shuffle pondrá Combat Baby o The First of the Gang to Die y escribiré (muy posiblemente en este blog) que no me di cuenta de cómo pasó el tiempo otra vez. Y es que carajo, todo está tan cerca ahorita que es difícil apreciarlo en su justa magnitud. Soy una víctima de la desproporcionada proximidad del presente. Pinche tiempo. Pero esto no va del tiempo.
Regreso a los Strokes. Me ponía los audífonos y escuchaba en el discman (¡discman! del ipod ni sus luces) el Is This It mientras caminaba por las canchas y pasillos de Prepa 9. Había un grupo de chicos que eran de-lo-más-alternativo que escuchaban a Korn, Limp Bizkit y Nirvana; organizaban sus concursos de bandas en el auditorio y siempre tocaban lo mismo: Paranoid y alguna de los Deftones. Y en esa época todavía no se oía de los Strokes por todos lados. Y yo los vi en el Salón 21. Pero esto no va de los Strokes, va de Sofía.
Tuve un novio metalero, tuve un novio ñoño, tuve un novio desos revolucionarios con perforaciones por todos lados y forzosa jornada bajo el brazo. Tuve un novio que me cantaba canciones de Alejandro Sanz. Tuve una amiga que estaba muy loca con la que hablaba horas por teléfono, tuve una amiga guapísima que arrancaba suspiros por todos lados y que era realmente muy tonta. Pero guapa. Dicen que se puso muy buena. Pero esto no va de mi amiga guapa y tonta de la prepa, va de Sofía. En fin, en la preparatoria la vida se reducía a pasarla bien. De veeez en cuando una materia se complicaba y chale, o algo levemente cercano a la depresión se dejaba sentir porque ese día no había visto al metalero o al revolucionario. Pero no pasaba a mayores.
Total que la preparatoria se terminó y yo ni me di cuenta de cuándo pasó. Tengo esa sensación como de nostalgia. Ya me iba a acostar y el shuffle escogió Under Control. La música de nuevo.
En el futuro el shuffle pondrá Combat Baby o The First of the Gang to Die y escribiré (muy posiblemente en este blog) que no me di cuenta de cómo pasó el tiempo otra vez. Y es que carajo, todo está tan cerca ahorita que es difícil apreciarlo en su justa magnitud. Soy una víctima de la desproporcionada proximidad del presente. Pinche tiempo. Pero esto no va del tiempo.