El forzoso post del 2 de julio (a una hora de que se cierren las casillas)

Y a fin de cuentas, debo aceptar que me siento afortunada. Basta de las quejas, basta de pensar que el país está de la verga, basta de abrir la boca sólo para señalar todo lo que está mal. LO QUE ES CIERTO ES QUE SÍ SOMOS BIEN PINCHE AFORTUNADOS. Lejos de ser un país desarrollado y lleno de riquezas bien distribuidas, México tiene muchas broncas que resolver, pero aceptémoslo: nos va bien. Quizá hablo desde la perspectiva de alguien que llegó con relativa comodidad a una educación superior de calidad, pero es el único punto de vista desde el que puedo opinar. Hoy fui a votar. Y les mentiría si les dijera que no se me llenaron los ojos de agüita al ver a todo tipo de gente formada para hacer lo mismo. El wei con la playera de las chivas, la ñora con el bastón, la chavita que se ve que es la primera vez que vota por presidente, la mamá que deja que el niño meta los votos a las urnas. Me sentí feliz. Fue un sentimiento extraño, porque resultó que la casilla estaba situada donde estudié los infernales dos últimos años de secundaria. Entré a la escuela y la vi pequeñísima, con corredores angostos y salones minúsculos. Recordé muchas cosas al ver algunos detalles (sobre todo la esquina donde Janett me empujó y tiró al piso después de mancharle una práctica de química) y luego mi mente se concentró en lo que tenía que concentrarse: la elección. La crayola de lo federal estaba entera, la de lo local estaba partida en dos. Cada uno de mis seis votos fueron para el mismo partido. Después de terminar el proceso y observar con decepción que la tinta "indeleble" se me caía de los dedos, salí al corredor de Tlatelolco. Tantos meses esperando este día y había pasado así como así. SIN EMBARGO; NO. No pasó así como así. Los resultados vendrán después, nos falta ver el efecto. Al parecer las espectativas del IFE de que el 60% de las personas empadronadas asistieran a las urnas serán superadas, eso es que el abstencionismo fue vencido y la participación fue activa. Dentro de seis horas sabremos qué pasará con el futuro del país. Nada como la oportunidad de elegir. Nada como dejar atrás el viejo y cínico México que está despertando a una nueva época. No dejo de sentirme afortunada de haber nacido aquí, en este momento y frente a esta oportunidad.

Y como dijo Zaid: que gane el menos peor.