Esta tarde estuvo muy movie-album-food.
Desperté a las dos p.m. después de dormir por seis horas totalmente alcoholizada. La noche anterior mezclé cerveza, vodka y whisky como preparatoriana alocada y toda la tarde me sentí terrible. Tenía años que no tomaba tanto durante tanto tiempo. En fin, desperté totalmente devastada, sola, con dolor de cabeza y mucho calor. Las sábanas estaban tibias, cosa que odio cuando tengo calor, pero no tenía ganas de levantarme de la cama. Luego empecé a sentir una necesidad realmente imperiosa de comer. No había nada en el refrigerador, como siempre, y tuve que llamar para pedir una pizza. En la parte de atrás del menú venían los postres y recordé cuánto me gustaban los duraznos en almíbar de niña. Pedí duraznos en almíbar.
Quería volver a dormir, pero pensé que sería trágico que el repartidor viniera y yo no fuera capaz de escucharlo porque a veces caigo en un sueño muy pesado. Pensé que lo mejor sería poner una película y revisé la repisa de DVDs.
Tenía un par de películas que seguían emplasticadas tras haberlas comprado en alguna ganga: Japón y My Life Without Me. La primera me pareció densa para el momento y la segunda, perfecta. Quité el plástico (qué terrible que ya no siento la emoción de antes al romperlo. Me sigue alegrando mucho hacerlo, pero no es como cuando no podía comprar muchas películas y solo juntaba lo suficiente como para tres al año. Eso sí era emoción, un gran evento. Con el tiempo, las cosas que más disfrutamos pueden llegar a volverse triviales) y la puse en la computadora.
No creo que sea una gran película. No me satisface el desempeño de los actores. No me parece tan buena la historia. Sin embargo, My Life Without Me me gusta muchísimo. Me encantan sus lugares comunes descarados, la abierta cursilería, el sentimentalismo inmediato. Me conmueve la inocencia con la que Anna acepta la inminencia de su muerte. Creo cualquier cosa que active mi conciencia de la conciencia de la finitud me destroza.
La protagonista también sale en el remake de Dawn of the Dead. La que sale de estilista del personaje de la protagonista es la francesa que Bruce Willis se da en Pulp Fiction. Mark Ruffalo es sencillamente encantador.
Lloré y lloré y comí duraznos en almíbar. Después puse Hospice de The Antlers para continuar con mi miseria. Llevo días intentando escribir algo sobre ellos. He leído entrevistas, visto videos, consultado todo tipo de material. Simplemente creo que es una de esas bandas que la gente necesita escuchar, aunque no lo sepa. Pero no puedo escribir absolutamente nada. Hice una reseña para Warp que creo que ya no va a salir, pues alguien más reseñó el disco. No me gustó lo que escribí porque está como inerte, pero este fragmento es claro: "Hospice es una conmovedora descripción de la tragedia que representa perder a alguien a quien se ama, nadie pudo haberlo descrito mejor: You're screaming, and cursing, and angry, and hurting me, and then smiling, and crying, apologizing".
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El siguiente fin de semana volveré a ver a JuanRa después de un mes de separación. Sin duda ha sido una de las épocas más difíciles y confusas de mi vida, sin duda ha sido la más dolorosa. Estar lejos de él provoca todo tipo de cambios químicos y espirituales en mí y he llegado a la conclusión de que simplemente no podría vivir sin él. No imagino una vida en la que JuanRa no exista y no soporto la idea de la posibilidad siempre latente de su muerte o de la mía.
La conciencia de la finitud se convierte en terror cuando se ama tanto a alguien.