miércoles, agosto 27

Fuchi, post largo y sin sentido

Siempre he sido una persona que duerme mucho. Siempre había sido. En mis buenos momentos en la FFyL, metía las materias cuidadosamente de manera que ninguna fuera antes de las doce del día, para poder dormir mis ocho a once horas reglamentarias. Desde que empecé a trabajar la historia cambió. Ya no me quedo pendejeando hasta las cuatro de la mañana (a menos, claro, que esté en el trabajo) y mucho menos puedo perder el tiempo en Internet como solía hacer en el pasado. Todo el día estoy conectada, pero tengo menos posibilidades de escribir un post en 10:1 o aquí.

Anoche llegué a las diez a mi casa, decidida a dormir la mayor cantidad posible de horas. A las diez y media ya estaba acostada, viendo un capítulo del DVD de American Dad que me compré en el gabacho. A las once ya estaba dormida. Según el plan, dormiría unas 7 horas (mucho más de lo que suelo dormir entre semana) y llegaría temprano al trabajo, con energía y ganas de darle duro a un capítulo insufrible de Graham Norton que tiene que quedar para mañana. American Dad me late porque tiene gags deliciosamente grotescos, que difícilmente llegan a ser desagradables.

Desperté a las 2 de la mañana. Maldije al calor que se dejaba sentir en cada centímetro de mi cama y me levanté al baño y por agua. Revisé Twitter y Gmail y finalmente hablé con Tata por msn unos minutos. Volví a acostarme. Vueltas y vueltas y nada. Finalmente tuve que ver dos capítulos más de American Dad y como seguía sin poder dormir, vi una película.

El Último DVD que Compro por Dejarme Llevar
por las Letritas entre Comillas


Pues dije: Es de madrugada, estoy sola en mi cuarto y no tengo sueño. Una película que me asuste va a ser lo ideal. Me compré cuatro películas del estilo en El Paso y una de ellas es The Last Winter (2006). No hay nada más enojoso que una película que te quiere jalar las orejas, una película que te regaña, una película con mensaje. Creo que sobre todo me molesta que la vendan como "The Scariest Movie of the Year" y al final no sea otra cosa que un vistazo pinche al apocalipsis que se dejará venir si seguimos destruyendo a la madre tierra. Atención: no estoy diciendo que me valga madres el calentamiento global y la explotación extrema de los recursos naturales (que la verdad sí, un poco, por lo menos cuando lo que quiero es ver una película de terror). No solo tiene un mortífero y aburrido arranque, donde despliegan un montón de psicologías de personajes que no durarán ni diez minutos a cuadro, sino que además tarda SIGLOS en salir de la intoducción. Por lo menos la mitad de la película uno está esperando y esperando y esperando que pase algo, para que al final todo sea un gran: A-DUH. Lo único rescatable es este cadáver que tienen aquí abajito, el maquillaje no tiene madre. Y ya, pa'l caso me compro el póster y lo cuelgo y me ahorro sus cochinadas.


"BULLSHIT"

Cuando dieron las cinco de la mañana algo me dijo que tenía que intentar dormir aunque fuera un poco. Concilié el sueño por fin, pero no sin pesadillas. La película pudo haberle parecido ñoñísima a la conciencia, pero a mi subconsciente lo dejó trastornadísimo. Mi familia y yo éramos una banda de secuestradores que tenía amordazadas a varias víctimas sobre una serie de camas. Me sentía culpable, pero no hacía nada por evitarlo. Entraba a un cuarto de televisión donde había varias personas conocidas cuyos nombres no importan, todos veían las noticias. Yo me sentaba para verlas también, pero tat llegaba y me sacaba tomándome de la mano. La gente secuestrada estaba aterrorizada. Después estábamos en algún tipo de campo de concentración y yo ya estaba encadenada junto con los demás, la situación se había salido de control. Éramos miles los que estábamos atrapados. Teníamos hambre y por alguna razón yo sentía mucho dolor. Aquí viene lo que más me preocupó: cuando por fin abrían la puerta para dejarnos salir, todos se apresuraban a hacerlo, pero yo le decía a alguien (era un hombre, creo que mi hermano) que nos regresáramos a recoger las cosas que los demás habían dejado por salir deprisa. Tenía en mente muchos ipods (?!). Ya íbamos a regresar por los objetos olvidados cuando un mar de gente nos lo impedía. Sentí terror, porque eran los últimos que quedaban y todos eran reos y delincuentes, el escalafón más ruin del campo de concentración. Venían corriendo hacia la salida, hacia mí; y yo, por quedarme a robar cosas había puesto mi vida en peligro.

En eso me despertó mi mamá. Me regañó por mi holgazanería al dormirme tan temprano y despertar tan tarde. Me levanté a bañar y vi mis ojos: rojos y dilatados. Pensé en todo el tiempo que perdí durmiendo cuando era puberta y todos los libros que no leí, los capítulos de series que no vi y las películas ecologistas que me perdí.

Moraleja de mi abuela y que chilangelina me recordó recientemente: "Ya dormiremos cuando estemos muertos".

lunes, agosto 25

Feeling Fine

Me siento cansada, pero estoy lista para volver al trabajo mañana. Hoy, pues, dentro de unas horas. Pasaron tantas cosas en una semana (realmente fueron nueve días, del sábado antepasado a este domingo). Supongo que no es tan interesante contarles los detalles, a fin de cuentas todo lo podrán leer después (espero) en cierta revista y también en 10:1. Resumen; el sábado 17 me lancé a Sonic Ranch (unos estudios acá mamones en Texas) a presenciar la grabación del primer material discográfico de Sour Soul, la banda del hombre que amo y me ama. Conocí a este productor mamón que ha trabajado con Paul McCartney y Echo and the Bunnymen y King Crimson y cosas así. También a un ingeniero cuyo primer trabajo en estudio fue con At the Drive-in. El disco será definitivamente una joya.

Fue toda una aventura digna de mis momentos cinematográficos consentidos. No podía evitar sentirme casi famosa, ja. Una casa entera para un montón de güeyes entre 22 y 25 años, desayunando burritos todos los días y cenando pizza todos los días. Pocas drogas, mucho alcohol y muchos, pero muchos mosquitos y moscas.

Después regresamos al DF, a la primera tocada de la banda en Pasagüero, que salió muy bien... Estar en backstage es chido, hay cervezas gratis y groupies y toda la cosa. Pero como me puse muy borracha y no tengo madera de gente de la escena pues obviamente me caí ridículamente.

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Vaya, pudo ser peor.
No, la verdad no.


Uno de los momentos con los que definitivamente voy a quedarme es el día que volamos de regreso a México. El aeropuerto de Toluca estaba cerrado por alguna razón y nos desviaron al aeropuerto de (¿por qué no?) Acapulco. Estuvimos cerca de tres horas valiendo verga y en un momento los boys in the band decidieron tocar un par de canciones.

Luego pasó una azafata y me obligó a apagar mi cámara. Prrrt.

Mención aparte merece el concierto de Blonde Redhead el sábado. Pero chale, son las tres de la mañana y tengo oficina a las nueve, así que diríjanse a su 10:1 de confianza.

Realmente: me siento bien.

P.D.: Próximamente un post sobre una de las películas que acaba de entrar a mi lista de favoritas: The Devil's Rejects. Me compré muchísimos discos y DVDs en El Paso, así que probablemente este blog tenga más actividad que nunca. Faralalalalalala!

jueves, agosto 14

Clic en la imagen



Al mes dejo más posts en borrador
de los que publico.

lunes, agosto 11

El viejo Gracias, no



Hace rato estaba viendo mi last.fm y noté que me di de alta en diciembre del 2005. El ocho, tan solo tres días después de haber cumplido 21 años. Me di cuenta de que este año cumplo 24. Me sorprendí por unos momentos, la idea me resultó ajena. No podían ser 24 años. Conté desde 1984, primero en decenas y luego cuatro años con las yemas de los dedos. Sí pueden.

Me siento como cuando pagan el aguinaldo y a las dos semanas ya no tengo nada y no entiendo por qué. Hago memoria, recuerdo algunas cosas, pero todavía me faltan miles de pesos en las cuentas. ¿Qué pasó? Pero si acabo de entrar a la prepa. Y recuerdo episodios aislados en mi vida.

El día que me acerqué a unos muchachos que tocaban la guitarra en las canchas de prepa 9, cuarto año. Estaban tocando una canción de Oasis. Me acerqué (para mí esto era un gran evento, en la secundaria lo único que hacía era huir de los niños porque me ponían apodos y me bulleaban) y le pregunté a uno de ellos si le gustaba Travis. Mis piernas temblaban. Sin hacerme mucho caso comenzó a tocar Sing, parecía que más que mi pregunta, lo impulsaba algún tipo de estímulo interno. Así pasó un par de veces más, yo me acercaba, sugería una canción, los sujetos tocaban algo. Creo que nunca me preguntaron mi nombre.

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Mi ex novio revolucionario de la prepa me forzó a ir a una obra de teatro. A mí el teatro, desocupado lector, no me entra. Cuando era chica moría por ser actriz (recuerdo con claridad el primer diálogo de la primera obra de teatro en la que intenté actuar, se llamaba Yo dos y tú uno: "Tú eres mi marido, cierto, pero yo soy tu mujer, así que no es justo que cada noche tú cenes dos huevos y yo solo uno, no es justo, no señor". Estaba en cuarto de primaria. Mi esposo era Miguel Ángel, uno de los 'quarterbacks' de la escuela. El día que me eligieron para hacer con él la obra de teatro fue uno de los mejores de mi infancia), pero conforme pasó el tiempo, le fui agarrando cada vez más tirria a los actores, actrices y obras de teatro. Mi ex novio revolucionario de la prepa me llevó a ver Santa Juana de los Mataderos. Larguísima. Solo recuerdo que era larguísima. Yo tenía que mantenerme muy despierta y atenta, pero en realidad me moría de hueva. Hubo un intermedio y salí a tomar aire. Canté en voz alta, como siempre hago cuando no me importa lo que la gente alrededor pueda pensar: Ain't it funny how we pretend we're still a child / Softly stolen under our blanket skies. Una voz pasó junto a mí: And rescue me from me and all that I believe. Me dio muchísimo frío. Había alguien más en el mundo que se la sabía. Ya saben, en esos momentos (¿2001? ¿2002?) yo no contaba con todas las mamadas de redes sociales que hoy te hacen conectarte con gente de gustos similares de forma trivial y aburrida. En esos momentos el que alguien fuera compatible contigo era un descubrimiento genuino. La voz pasó como una brisita y en la brisita se disolvió. Sin embargo, recuerdo claramente la sensación, como no quiero olvidarla, cada vez que llega el mismo verso guardo un respetuoso silencio en memoria del interlocutor nunca conocido.

- o -

Hace rato me di cuenta de que en este 2008 cumplo 24 años. En el mejor de los casos, me queda dos veces eso de vida efectiva y de calidad -sea lo que sea que eso signifique-. Pero si estos años ya pasaron y yo ni cuenta me di, es necesario que documente todo con exactitud y puntualidad, para que no me agarren por sorpresa los 50. Y todo aquí, en el viejo Gracias, no. Lo malo es que no encuentro el cable de mi cámara, espero que no le importe que no haya dibujitos.

miércoles, agosto 6


lunes, agosto 4

Otro gran fin de semana

Y yo no encuentro el cable de mi cámara.