Gracias, no
i will live my life as i... oh...
domingo, noviembre 7
miércoles, julio 7
añoranza de la maleabilidad
Estos últimos días le he agarrado gusto a caminar. Me ayuda a pensar, escucho música durante los trayectos y veo a personas en las que probablemente no hubiera reparado de venir en el transporte público. Analizo a la gente. Imagino qué están pensando mientras pasean a su perro o hablan por teléfono. Juego a memorizar las calles y a formar palabras con las placas de los coches. Volteo al cielo y me imagino que veo estrellas. Hoy pasó un avión y probablemente fui su único testigo en toda la Nápoles.
Eso es lo bueno.
Lo malo es que atravieso como cuatro ejes y en todos corro el peligro de morir, porque al parecer eso de las direccionales es algo que ya no se estila mucho. Y hace rato me salpicó un coche que pasó por un charco; el sueño de todo loser que mientras va caminando siente que está en una película o de perdida en algún video noventero.
Eso es lo malo.
Pero igual lo seguiré haciendo. Es mejor que llegar a la casa y no hacer nada. Preferible pensar que no leí, no escribí y no limpié porque llegué cansada por la caminata que por estar en twitter y facebook.
--
He tenido muy abandonado Gracias, No. Ya hasta da flojera hablar del abandono de los blogs, lleva mucho tiempo gozando de su inminencia.
Eso es lo malo.
PERO a veces actualizo mi tumblr. Muy a veces. Lo había mantenido un tanto 'en secreto', eso es irrelevante ahora. Encontré en tumblr un buen escape a mis arranques emos eventuales.
Eso es lo bueno.
--
Me acordé de la primera vez que sufrí porque alguien no me quería. Hasta donde recuerdo, han sido muy pocas las personas que he querido que me quieran y no me han querido. Casi podría decir que esa ha sido la única ocasión. Estaba en quinto de prepa y me la pasaba escuchando el Mellon Collie... Realmente mi vida no estaba nada mal, pero yo buscaba la manera de sentirme pésimo para que la mayoría de las canciones me ajustaran mejor. Me internaba en un pasillo de la prepa y sufría. La verdad es que me dolía más lo que las canciones decían que mis propios pesares. Gozaba de la compatibilidad que alcanzaba con lo descrito en 'In The Arms of Sleep', aunque fuera mitad imaginaria.
Sleep will not come to this tired body now
Peace will not come to this lonely heart
There are some things I'll live without
But I want you to know that I need you right now
I need you tonite
Aww.
En la prepa era muy fácil inventarte sentimientos, enamoramientos, decepciones, mejores amigas, pasiones, afinidades, emociones en general. También era fácil renunciar a ellos. Eso era lo bueno. Ahora todo tiene una carga de realidad muy pendeja e innecesaria. Y molesta. La realidad es la nueva imaginación y ya no se puede resumir en una canción de los Smashing Pumpkins. La realidad ya no se deja agarrar, amasar y botar como antes.
Eso es lo malo.
Eso es lo bueno.
Lo malo es que atravieso como cuatro ejes y en todos corro el peligro de morir, porque al parecer eso de las direccionales es algo que ya no se estila mucho. Y hace rato me salpicó un coche que pasó por un charco; el sueño de todo loser que mientras va caminando siente que está en una película o de perdida en algún video noventero.
Eso es lo malo.
Pero igual lo seguiré haciendo. Es mejor que llegar a la casa y no hacer nada. Preferible pensar que no leí, no escribí y no limpié porque llegué cansada por la caminata que por estar en twitter y facebook.
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He tenido muy abandonado Gracias, No. Ya hasta da flojera hablar del abandono de los blogs, lleva mucho tiempo gozando de su inminencia.
Eso es lo malo.
PERO a veces actualizo mi tumblr. Muy a veces. Lo había mantenido un tanto 'en secreto', eso es irrelevante ahora. Encontré en tumblr un buen escape a mis arranques emos eventuales.
Eso es lo bueno.
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Me acordé de la primera vez que sufrí porque alguien no me quería. Hasta donde recuerdo, han sido muy pocas las personas que he querido que me quieran y no me han querido. Casi podría decir que esa ha sido la única ocasión. Estaba en quinto de prepa y me la pasaba escuchando el Mellon Collie... Realmente mi vida no estaba nada mal, pero yo buscaba la manera de sentirme pésimo para que la mayoría de las canciones me ajustaran mejor. Me internaba en un pasillo de la prepa y sufría. La verdad es que me dolía más lo que las canciones decían que mis propios pesares. Gozaba de la compatibilidad que alcanzaba con lo descrito en 'In The Arms of Sleep', aunque fuera mitad imaginaria.
Sleep will not come to this tired body now
Peace will not come to this lonely heart
There are some things I'll live without
But I want you to know that I need you right now
I need you tonite
Aww.
En la prepa era muy fácil inventarte sentimientos, enamoramientos, decepciones, mejores amigas, pasiones, afinidades, emociones en general. También era fácil renunciar a ellos. Eso era lo bueno. Ahora todo tiene una carga de realidad muy pendeja e innecesaria. Y molesta. La realidad es la nueva imaginación y ya no se puede resumir en una canción de los Smashing Pumpkins. La realidad ya no se deja agarrar, amasar y botar como antes.
Eso es lo malo.
domingo, julio 4
el mes pasado este blog cumplió cinco años.
Y para celebrar, no postee nada en todo junio.
Pero ¡miren!
-No, no miren. No hay nada.
sábado, mayo 29
lunes, mayo 17
Lollapalooza vs Lavadora
Y ya empecé a aplicar el último recurso: el de los trajes de baño.
Lollapalooza 1 - Lavadora 1
miércoles, mayo 5
No sé de cine II: The Human Centipede
Introducción innecesaria
Cuando era estudiante de filosofía tenía los sueños más inverosímiles de la historia, pero a veces me dejaban un muy buen sabor de boca; como aquella vez en la que soñé con una extraña versión del mito de Aristófanes y su andrógino. En mi sueño estaba en un súper y veía hasta el fondo, en la pared donde van los vinos y los licores, una suerte de proyección de lo más casera. En las imágenes proyectadas aparecía la cara de un niño con muchos mocos y mucha mugre, de esa que queda como huella después de que las lágrimas corren por los cachetes sucios. Después el cuadro se iba ampliando y pintando de rojo: el cuerpo del niño estaba totalmente ensangrentado. El cuadro seguía alejándose y se veía que el niño no tenía dos, sino cuatro piernas; no dos, sino cuatro brazos y no una sino dos cabezas. No era solo un niño, sino un niño y una niña cosidos por la panza; una escena totalmente desgarradora. El responsable de todo esto era un hombre por demás locochón que tenía en mente recrear al andrógino.
Todo eso proyectado en la pared de un súper. Después el sueño se ponía de hueva y salía una tipa hablando de María Zambrano y no sé qué y bueno, eso ya no nos importa. Bastante larga ha sido ya esta introducción innecesaria. Todo esto viene-a-colación porque siempre me pareció una idea increíble y fascinante que existiera alguien obsesionado con unir a seres humanos por medio de una intervención quirúrgica.
-
También a este joven Tom Six le pareció una buena idea y co-escribió y dirigió The Human Centipede (First Sequence), una película de bajo (muy bajo) presupuesto que, según la opinión de algunos expertos, pasó a ser de culto de la noche a la mañana. Para mí, que no sé de cine, es una gran idea... un tanto desperdiciada.
Cuando era estudiante de filosofía tenía los sueños más inverosímiles de la historia, pero a veces me dejaban un muy buen sabor de boca; como aquella vez en la que soñé con una extraña versión del mito de Aristófanes y su andrógino. En mi sueño estaba en un súper y veía hasta el fondo, en la pared donde van los vinos y los licores, una suerte de proyección de lo más casera. En las imágenes proyectadas aparecía la cara de un niño con muchos mocos y mucha mugre, de esa que queda como huella después de que las lágrimas corren por los cachetes sucios. Después el cuadro se iba ampliando y pintando de rojo: el cuerpo del niño estaba totalmente ensangrentado. El cuadro seguía alejándose y se veía que el niño no tenía dos, sino cuatro piernas; no dos, sino cuatro brazos y no una sino dos cabezas. No era solo un niño, sino un niño y una niña cosidos por la panza; una escena totalmente desgarradora. El responsable de todo esto era un hombre por demás locochón que tenía en mente recrear al andrógino.
Todo eso proyectado en la pared de un súper. Después el sueño se ponía de hueva y salía una tipa hablando de María Zambrano y no sé qué y bueno, eso ya no nos importa. Bastante larga ha sido ya esta introducción innecesaria. Todo esto viene-a-colación porque siempre me pareció una idea increíble y fascinante que existiera alguien obsesionado con unir a seres humanos por medio de una intervención quirúrgica.
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También a este joven Tom Six le pareció una buena idea y co-escribió y dirigió The Human Centipede (First Sequence), una película de bajo (muy bajo) presupuesto que, según la opinión de algunos expertos, pasó a ser de culto de la noche a la mañana. Para mí, que no sé de cine, es una gran idea... un tanto desperdiciada.
El que vemos aquí arriba con su diapositiva es el Doctor Heiter. Cuando aún ejercía su profesión, era un prestigiado cirujano que se especializaba en la separación de siameses. Ahora vive en una casa enorme y fancy en algún punto de Alemania y dedica la mayor parte de su tiempo a fantasear sobre la formación de un ser tripartita, que también queda ejemplificado en la imagen. Gracias a todo el conocimiento que ya posee, es capaz de diseñar un procedimiento mediante el cual los tres seres humanos que planea unir compartirían el sistema digestivo (el de hasta adelante ingiere la comida, la procesa, el siguiente la recibe, la procesa y el tercero la recibe, la procesa y la desecha). Pero ¿cómo pretende lograr que esto funcione? Sencillo: hará una firme conexión entre sus bocas y sus anos. Así que comienza a secuestrar personas cuyas complexiones son adecuadas para su peculiar propósito.
El simple resumen de los primeros minutos de The Human Centipede resulta grotesco, desagradable y repulsivo; sin embargo, la película se queda corta ante los alcances perturbadores que pudo haber tenido. Es tímida en cuanto a la profundización de la factibilidad fisiológica de los experimentos de Heiter, el procedimiento se explica solo someramente (algo insatisfactorio en una época en la que todo se investiga googleando).
Es poco innovadora en el sentido de su planteamiento: dos amigas que están viajando por Europa se descubren perdidas en medio de una zona que desconocen, no tienen señal en el celular , están buenísimas y pecan de ingenuas. Aburrido. Los diálogos son completamente predecibles y los momentos en los que el guión goza de cierta inteligencia, los actores se encargan de destazarla y enterrarla.
Y es que el principal problema de The Human... es el casting. Es obvio que la película está situada en Alemania porque querían que el actor Dieter Laser interpretara a Heiter con su terrible acento cuando intenta hablar inglés; lo cual distrae y mortifica, uno no sabe si reír o llorar. Las actrices en pocos momentos logran entrar en su papel, pero la mayoría del tiempo uno se pregunta cosas como qué pensarán sus mamás al ver esta película.
Aún así, recomiendo ampliamente que la vean. A pesar de que tiene muchos elementos que hemos visto mejor realizados en otros lados (Hostel, Saw, mi sueño), también tiene algo que hará que la tengan en la cabeza por días. Véanla por el simple deseo (morbo) de ver algo que no debería pasar. Un orificio que es para desechar nunca puede ser un conducto. Pero ese algo que no debería pasar de hecho pasa frente a nuestros ojos; sin la crudeza que se esperaría, sin la carga de realidad que podría alcanzar, pero pasa. Y no es agradable.
Aquí dicen que el director reprimió varias cosas en esta primera secuencia y que para la segunda parte vendrá con todo. Seguramente la voy a ver y seguramente sentiré náuseas de nuevo. Tengo ganas de ver concretadas las cosas que imaginé pasarían en este repulsivo relato de una obsesión malsana.
El simple resumen de los primeros minutos de The Human Centipede resulta grotesco, desagradable y repulsivo; sin embargo, la película se queda corta ante los alcances perturbadores que pudo haber tenido. Es tímida en cuanto a la profundización de la factibilidad fisiológica de los experimentos de Heiter, el procedimiento se explica solo someramente (algo insatisfactorio en una época en la que todo se investiga googleando).
Es poco innovadora en el sentido de su planteamiento: dos amigas que están viajando por Europa se descubren perdidas en medio de una zona que desconocen, no tienen señal en el celular , están buenísimas y pecan de ingenuas. Aburrido. Los diálogos son completamente predecibles y los momentos en los que el guión goza de cierta inteligencia, los actores se encargan de destazarla y enterrarla.
Y es que el principal problema de The Human... es el casting. Es obvio que la película está situada en Alemania porque querían que el actor Dieter Laser interpretara a Heiter con su terrible acento cuando intenta hablar inglés; lo cual distrae y mortifica, uno no sabe si reír o llorar. Las actrices en pocos momentos logran entrar en su papel, pero la mayoría del tiempo uno se pregunta cosas como qué pensarán sus mamás al ver esta película.
Aún así, recomiendo ampliamente que la vean. A pesar de que tiene muchos elementos que hemos visto mejor realizados en otros lados (Hostel, Saw, mi sueño), también tiene algo que hará que la tengan en la cabeza por días. Véanla por el simple deseo (morbo) de ver algo que no debería pasar. Un orificio que es para desechar nunca puede ser un conducto. Pero ese algo que no debería pasar de hecho pasa frente a nuestros ojos; sin la crudeza que se esperaría, sin la carga de realidad que podría alcanzar, pero pasa. Y no es agradable.
Aquí dicen que el director reprimió varias cosas en esta primera secuencia y que para la segunda parte vendrá con todo. Seguramente la voy a ver y seguramente sentiré náuseas de nuevo. Tengo ganas de ver concretadas las cosas que imaginé pasarían en este repulsivo relato de una obsesión malsana.
martes, abril 27
El encuentro del siglo.
LOLLAPALOOZA VS LAVADORA
Primer punto para Lollapalooza: tocará The National.
Traen nuevo disco así que en teoría deberá ser diferente a las cuatro veces que los he visto en vivo.
Lollapalooza 1 - Lavadora 0.
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lunes, abril 12
Dead Set
Hace unos días leía un artículo (recomendado por Paxton) sobre las razones por las que las películas de terror contemporáneas difícilmente provocan... terror. Eran varias, pero en pocas palabras postulaban que se debe a que ya nadie se arriesga. Las historias resultan predecibles -en muchas ocasiones son remakes, así que el espacio para la novedad es casi nulo- y los sustos a veces se convierten en bostezos y, la mayoría de las veces, en risas. Ahora bien, hay distintos tipos de risas: las que están provocadas por algo que nos resulta por demás ridículo y aquellas que están acompañadas por un nerviosismo que cuesta trabajo ocultar. A estas últimas generalmente las antecedió un grito de... terror. Y son las que no me canso de buscar, aunque cada vez es más difícil dar con ellas.
Big Brother ain't watching us
Dead Set es una mini serie de TV de cinco capítulos hecha en Inglaterra. La descubrí gracias a un twittero y, tristemente para todos los amantes de los zombies, no viene a salvar el género, ni a replantearlo ni a llevarlo a otro nivel. Pero sí viene a complacer con unas secuencias logradas espectacularmente (amamos las tripas y amamos ver que alguien las devore). Ayer vi los primeros cuatro capítulos y me quedé con un buen sabor de boca: sustos decentes, buenos actores y un planteamiento original y "simpático", por llamarlo de algún modo.
Todo gira alrededor del show Big Brother, con la casa llena de inquilinos que se encuentran totalmente ajenos a lo que sucede fuera de su set. La frase "Big Brother ain't watching us" [Big Brother no nos observa] resulta realmente inquietante, sobre todo si tomamos en cuenta que nosotros, los espectadores, estamos incluidos en ese gran hermano. Ya no queda nadie que observe.
La trama deja mucho, mucho que desear (no hay complejidad alguna y las problemáticas son las mismas situaciones que hemos visto sesenta veces), pero esta simplicidad queda parcialmente compensada con las referencias a películas de Romero que están por todos lados, incluso en frases enteras, como "They're coming to get you, Barbara!", por la legendaria secuencia de los hermanos en el cementerio de Night of the Living Dead.
Las tripas y la sangre aparecen a cuadro a la menor provocación y se ven muy bien. Dead Set recibe una de mis famosas enhorabuenas de pulgar porque es como una tarea escolar bien hecha, pero nada más.
Dead Set es una mini serie de TV de cinco capítulos hecha en Inglaterra. La descubrí gracias a un twittero y, tristemente para todos los amantes de los zombies, no viene a salvar el género, ni a replantearlo ni a llevarlo a otro nivel. Pero sí viene a complacer con unas secuencias logradas espectacularmente (amamos las tripas y amamos ver que alguien las devore). Ayer vi los primeros cuatro capítulos y me quedé con un buen sabor de boca: sustos decentes, buenos actores y un planteamiento original y "simpático", por llamarlo de algún modo.
Todo gira alrededor del show Big Brother, con la casa llena de inquilinos que se encuentran totalmente ajenos a lo que sucede fuera de su set. La frase "Big Brother ain't watching us" [Big Brother no nos observa] resulta realmente inquietante, sobre todo si tomamos en cuenta que nosotros, los espectadores, estamos incluidos en ese gran hermano. Ya no queda nadie que observe.
La trama deja mucho, mucho que desear (no hay complejidad alguna y las problemáticas son las mismas situaciones que hemos visto sesenta veces), pero esta simplicidad queda parcialmente compensada con las referencias a películas de Romero que están por todos lados, incluso en frases enteras, como "They're coming to get you, Barbara!", por la legendaria secuencia de los hermanos en el cementerio de Night of the Living Dead.
Las tripas y la sangre aparecen a cuadro a la menor provocación y se ven muy bien. Dead Set recibe una de mis famosas enhorabuenas de pulgar porque es como una tarea escolar bien hecha, pero nada más.
domingo, abril 4
miércoles, marzo 24
No sé de cine I: The Straight Story.
Director: David Lynch
Uno de los problemas con los que me enfrento todos los días en el trabajo (para quien no me conozca: soy editora de subtítulos) es lidiar con juegos de palabras. Me gustaría poder traducir exactamente lo que The Straight Story significa, pero en un solo subtítulo sería imposible. A veces quisiera poner algún tipo de nota al pie que explicara lo que puede llegar a abarcar una palabra o una expresión completa, pero solo soy traductora de subtítulos. Una traductora de subtítulos con blog.
Straight no sólo se refiere al apellido del protagonista, también, como lo dice el título oficial en español, es una historia sencilla, directa, sin rodeos. Straight además puede ser la característica de un camino, aquel que se despliega en línea recta. Y, sin embargo, la película no se consuma en una trama simple. Más bien, es precisamente por su claridad y transparencia que se puede ver más profunda y específicamente la delicadeza del tratamiento de los personajes y los problemas que se gestan en el universo de cada uno de ellos.
Alvin, veterano de la Segunda Guerra Mundial, decide ir a visitar a su hermano Lyle, que vive a varios miles de kilómetros de distancia. Lyle acaba de sufrir un infarto, lo que provoca que Alvin tome conciencia de la finitud de la existencia de ambos y decide ir a visitarlo antes de que sea demasiado tarde; para lo que será necesario que deje atrás una vieja rencilla que provocó una separación prolongada por varios años. Alvin es un anciano que no puede conducir y vive con su hija, Rose, que padece algún tipo de impedimento mental y del lenguaje. Finalmente, decide hacer lo que cualquiera haría: atravesar una buena parte de Estados Unidos en su podadora.
The worst part of being old is remembering when you was young.
The Straight Story dibuja la vida de un hombre que se descubre peligrosamente cerca de la muerte (la suya y la de su hermano) y que por primera vez recibe pistas de su impotencia ante ella. Pero antes de abandonarse a la lamentación y el arrepentimiento, Alvin, maravillosamente interpretado por Richard Farnsworth en su último papel antes de morir, decide sobreponerse a sus limitaciones naturales y emprender un largo viaje. Entre los testigos de la proeza brota un sentimiento que va siempre de la sorpresa al respeto. Todos se vuelven un eslabón para que Alvin llegue a su destino y él deja una marca en cada uno, la mayoría mucho más jóvenes que él.
Lejos de ser aleccionadora, estamos ante una película que angustia, como casi todo lo que hace Lynch. La idea de encontrarse inútil y dependiente después de haber sobrevivido una guerra puede convertirse en una maldición que pocos logran sacudirse. Alvin Straight sabe que su vida está llegando a un fin y que su cuerpo responde cada vez menos a sus órdenes, pero es esta conciencia lo que le permite realizar el último esfuerzo que resulta doble: moral y físico. Debe tragarse su orgullo y volver a hablar con su hermano y debe ponerse en marcha para lograr llegar a verlo. Toda la travesía está enmarcada en paisajes extenuantes, pero la música es el elemento clave que realza y equilibra los contextos de la película.
El score, como en tantas otras ocasiones en el cine de Lynch, fue elaborado con el cuidado impecable que solo puede verse reflejado en las composiciones de Angelo Badalamenti. Los temas de Rose y de Alvin resultan conmovedores y resplandecientes en su belleza country-instrumental. Basta con cerrar los ojos y escuchar el score completo, la película se desliza lentamente en la memoria con todos sus detalles; desde la sonrisa llena de preocupación de Rose al ver partir a su papá, hasta la alegría y complacencia de Alvin al encontrarse sobre el camino que lo llevará a reunirse con su hermano después de tanto tiempo de no estar cerca.
Quizá debí especificar desde el comienzo que es el retrato de un caso verídico. Pero en realidad no creo que haga falta cuando lo que provoca esta película es tan palpable y, a fin de cuentas, real.
Uno de los problemas con los que me enfrento todos los días en el trabajo (para quien no me conozca: soy editora de subtítulos) es lidiar con juegos de palabras. Me gustaría poder traducir exactamente lo que The Straight Story significa, pero en un solo subtítulo sería imposible. A veces quisiera poner algún tipo de nota al pie que explicara lo que puede llegar a abarcar una palabra o una expresión completa, pero solo soy traductora de subtítulos. Una traductora de subtítulos con blog.
Straight no sólo se refiere al apellido del protagonista, también, como lo dice el título oficial en español, es una historia sencilla, directa, sin rodeos. Straight además puede ser la característica de un camino, aquel que se despliega en línea recta. Y, sin embargo, la película no se consuma en una trama simple. Más bien, es precisamente por su claridad y transparencia que se puede ver más profunda y específicamente la delicadeza del tratamiento de los personajes y los problemas que se gestan en el universo de cada uno de ellos.
Alvin, veterano de la Segunda Guerra Mundial, decide ir a visitar a su hermano Lyle, que vive a varios miles de kilómetros de distancia. Lyle acaba de sufrir un infarto, lo que provoca que Alvin tome conciencia de la finitud de la existencia de ambos y decide ir a visitarlo antes de que sea demasiado tarde; para lo que será necesario que deje atrás una vieja rencilla que provocó una separación prolongada por varios años. Alvin es un anciano que no puede conducir y vive con su hija, Rose, que padece algún tipo de impedimento mental y del lenguaje. Finalmente, decide hacer lo que cualquiera haría: atravesar una buena parte de Estados Unidos en su podadora.
The worst part of being old is remembering when you was young.
The Straight Story dibuja la vida de un hombre que se descubre peligrosamente cerca de la muerte (la suya y la de su hermano) y que por primera vez recibe pistas de su impotencia ante ella. Pero antes de abandonarse a la lamentación y el arrepentimiento, Alvin, maravillosamente interpretado por Richard Farnsworth en su último papel antes de morir, decide sobreponerse a sus limitaciones naturales y emprender un largo viaje. Entre los testigos de la proeza brota un sentimiento que va siempre de la sorpresa al respeto. Todos se vuelven un eslabón para que Alvin llegue a su destino y él deja una marca en cada uno, la mayoría mucho más jóvenes que él.
Lejos de ser aleccionadora, estamos ante una película que angustia, como casi todo lo que hace Lynch. La idea de encontrarse inútil y dependiente después de haber sobrevivido una guerra puede convertirse en una maldición que pocos logran sacudirse. Alvin Straight sabe que su vida está llegando a un fin y que su cuerpo responde cada vez menos a sus órdenes, pero es esta conciencia lo que le permite realizar el último esfuerzo que resulta doble: moral y físico. Debe tragarse su orgullo y volver a hablar con su hermano y debe ponerse en marcha para lograr llegar a verlo. Toda la travesía está enmarcada en paisajes extenuantes, pero la música es el elemento clave que realza y equilibra los contextos de la película.
El score, como en tantas otras ocasiones en el cine de Lynch, fue elaborado con el cuidado impecable que solo puede verse reflejado en las composiciones de Angelo Badalamenti. Los temas de Rose y de Alvin resultan conmovedores y resplandecientes en su belleza country-instrumental. Basta con cerrar los ojos y escuchar el score completo, la película se desliza lentamente en la memoria con todos sus detalles; desde la sonrisa llena de preocupación de Rose al ver partir a su papá, hasta la alegría y complacencia de Alvin al encontrarse sobre el camino que lo llevará a reunirse con su hermano después de tanto tiempo de no estar cerca.
Quizá debí especificar desde el comienzo que es el retrato de un caso verídico. Pero en realidad no creo que haga falta cuando lo que provoca esta película es tan palpable y, a fin de cuentas, real.
Recibe dos de mis famosas enhorabuenas de pulgar.
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